“’Todo otro uso del maíz genéticamente modificado debe ser evaluado en los términos de las disposiciones legales para quedar libre de amenazas para la bioseguridad, la salud y el patrimonio biocultural de México y su población. Debe priorizarse la protección de la biodiversidad, la soberanía alimentaria, su manejo agroecológico, promoviendo la investigación científica humanista, la innovación y los conocimientos tradicionales”, informó.

Agregó que en el artículo 27 se indica que el Estado promoverá las condiciones para el desarrollo rural, “cultural, económico y de salud”, con el propósito de generar empleo y garantizar bienestar a la población campesina.

“Fomentará la actividad agropecuaria y forestal, cultivos tradicionales con semillas nativas, en especial el Sistema Milpa, para el óptimo uso de la tierra libre de cultivos de maíz genéticamente modificado en los términos definidos en el artículo 4º, con obras de infraestructura, insumos, créditos, servicios de capacitación, investigación, innovación, conservación de la biodiversidad y asistencia técnica, fortaleciendo las instituciones públicas nacionales”, añadió.

Las modificaciones a estos artículos fueron aprobadas por dos terceras partes de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores, así como por más de 17 congresos estatales. “Ahora sí podemos decir: sin maíz, no hay país”, celebró tras la firma del decreto.

La Presidenta estuvo acompañada por el secretario de Educación, Mario Delgado Carrillo; de la secretaria de Bienestar, Ariadna Montiel Reyes; del titular de la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), Iván Escalante Ruiz; y la subdirectora de diseño digital y medios sociales de Memoria Histórica del Archivo General de la Nación (AGN), Diana Aurora Correa Campos. Presidencia de la República.