El sargazo pelágico, que llega masivamente al Caribe mexicano desde 2014, contiene elementos como arsénico, cobre, manganeso y molibdeno, que en altas concentraciones pueden ser dañinos para la humanidad, la flora y fauna local, afirmó Rosa Elisa Rodríguez Martínez, de la Unidad Académica de Sistemas Arrecifales, del Instituto de Ciencias del Mar y Limnología (ICML) de la UNAM, con sede en Puerto Morelos, Quintana Roo.

En un estudio liderado por la universitaria (2018 y 2019) en el que analizaron 63 muestras de estas macroalgas en diferentes localidades, también encontraron aluminio, calcio, cloro, cobre, hierro, potasio, magnesio, fósforo, plomo, rubidio, azufre, silicio, estroncio, torio, uranio, vanadio y zinc, entre otros.

El sargazo empezó a arribar a las costas de Quintana Roo desde finales de 2014, intensificándose en 2015; en 2018 el volumen fue exagerado, su llegada continuó hasta septiembre de 2019, y después decayó.

“Desde 2015 empezamos a ver la mortalidad de pastos marinos pegados a la costa, debido a la gran cantidad de materia orgánica y actividad bacteriana que resulta de la descomposición de estas algas, que por acción del oleaje regresan al mar tornándolo café, enturbiando el agua, reduciendo la cantidad de oxígeno y luz, y aumentando los niveles de sulfuro, nitrato y amonio. Este deterioro en la calidad del agua resulta en que las plantas no pueden realizar la fotosíntesis y mueran”, explicó Rosa Elisa.

En 2018 los universitarios comenzaron a registrar la mortalidad de fauna marina como peces, crustáceos y moluscos. También el deterioro de corales, como resultado de una epidemia denominada “síndrome blanco”, y aunque no está comprobado que se asocia al sargazo, “sabemos que la baja calidad del agua contribuye a la muerte de estos organismos.

Es necesario encontrar formas adecuadas para su manejo, para que no deteriore nuestras playas ni otros ecosistemas costeros, así como el acuífero. Un manejo eficiente además evitará afectaciones a la economía de Quintana Roo, pues ha impactado en el turismo debido a su mal aspecto, mal olor y probable irritación en la piel”.

Finalmente, Rosa Elisa Rodríguez indicó que tras sus estudios llegaron a la conclusión de la urgencia de remover el sargazo de las playas y costas antes de que se descomponga, para evitar que los metales y elementos que contiene se acumulen en la zona marina y continúen dañando a la fauna y flora de la región.

UNAM. Ciudad de México. 04/07/2020.