La literatura se ha convertido en uno de los alicientes más efectivos para pasar la contingencia por COVID-19 y uno de los géneros en los que podemos encontrar destacados representantes es la literatura de terror.

Jorge Rojas Solís, Bibliotecario del Centro Cultural Mexiquense Bicentenario (CCMB), comenta al respecto: “uno de los elementos de la literatura de terror es su enfoque místico, que no necesariamente sea suspenso, pero que tenga un punto en el cual convergen los miedos”.

Apunta que el miedo es otra característica importante. “¿Por qué los miedos? El primer libro que se define como literatura de terror gótico, es El castillo de Otranto, escrito por Horace Walpole en 1764, lo que hizo es que tomó un elemento que a la gente le daba miedo: un castillo abandonado, y se le llama gótico porque todos los espacios que describe pertenecen a la arquitectura gótica, que eran grandes espacios en donde la luz se movía conforme el sol iba avanzando”, explica.

“Los protagonistas generalmente no identifican sus miedos, entonces el protagonista debe ser una persona que confronte, no puede ser alguien que, por ejemplo, escucha algo y se va, le sale lo valiente, hay algo que lo motiva a enfrentar estos miedos”, señala.

De igual forma, Rojas Solís explica, que uno de los puntos más importantes es que en cada persona al leer un cuento o novela, genera diferente reacción, porque se tienen referentes distintos y esa diversidad provoca esa riqueza que se puede encontrar en la literatura de terror.

Entre los títulos recomendados se encuentran: “El huésped y otros relatos siniestros”, de la escritora zacatecana Amparo Dávila (1928-2020); “Cuentos de amor de locura y de muerte”, de Horacio Quiroga (1878-1937), cuentista uruguayo; “La llamada de Cthulhu”, cuento del estadounidense H.P. Lovecraft (1890-1937); de igual modo, lectura obligada es “Frankenstein o el moderno Prometeo”, de la escritora inglesa Mary Shelly; y “Drácula”, de Bram Stoker (1847-1912)

Texcoco, Estado de México. 27/04/2020.